Al rayo del sol, con largas esperas y poca consideración de parte de autoridades del Ipross. Cientos de afiliados intentan realizar el reempadronamiento incomprensible al que los obliga la obra social provincial, y para el que no estan preparados a hacerlo los empleados ni las instalaciones.
Frente a los consultorios externos de calle Urquiza de Viedma, los afiliados (algunos con enfermedades crónicas peligrosas y preocupantes) permanecen de pie aguardando que los atiendan.
“Es una falta de respeto a los enfermos” dice una mujer con un cuello ortopédico que hace mas de dos horas que aguarda para ser atendida. Otra se queja que entregó la planilla del reempadronamiento “el día 3 de octubre y hoy no pude conseguir los medicamentos en la farmacia porque todavía no cargaron los datos. Hasta cuando debo esperar sin tomar mis remedios”.
El titular de Ipross, Di Tella, con la mente puesta en su próxima asunción en la intendencia de Cipollletti, repite hasta el cansancio que el nuevo sistema “está funcionando bien” pero la realidad es otra, si se tiene en cuenta la opinión de los afiliados. Algunos, como un familiar de un paciente con Parkinson que se quedó sin medicación hace unos días y no puede conseguirla sin el descuento adecuado por la traba burocrática de la innovación que impulsan, están pensando en acudir a la justicia, si el tema no se normaliza. “Que intervenga la Defensora del Pueblo” exigen otros.
